Pese a los reclamos internacionales, la Argentina sigue empeñada en un juego demasiado peligro. La cruzada proteccionista que ha emprendido la administración Kirchner, al imponer duras trabas aduaneras a las importaciones, podría aislar su economía al obtener como respuesta el cierre de sus mercados internacionales.
En contrapartida al proteccionismo desintegracionista argentino, los demás miembros del Mercosur, Brasil, Uruguay y Paraguay, evaluar la posibilidad de implementar medidas de reciprocidad a las exportaciones argentinas. También en este sentido, el Gobierno británico y otros países miembros de la Unión Europea, comienzan a considerar seriamente esta medida.
El jueves Cristina Fernández defendió a ultranza las trabas a las importaciones impuestas por su Gobierno, señalando que “lo importante es recalcar que si bien hemos crecido exponencialmente en nuestras exportaciones en los últimos años, vamos a seguir con una política muy agresiva en ese sentido para mejorar la balanza comercial”. Esto, sin duda, abrirá un abanico de conflictos nada saludable en la región.